jueves, 24 de noviembre de 2016

LA INSTITUCIONALIDAD VENEZOLANA PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

El clima terrestre está cambiando de muchas maneras que afectan las condiciones del tiempo, los océanos, la nieve, el hielo, los ecosistemas y la sociedad. Las causas naturales exclusivamente no pueden explicar muchos de estos cambios. Las actividades humanas contribuyen al cambio climático, primordialmente al descargar a la atmósfera cada año miles de millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y otros gases que atrapan el calor, conocidos como los gases de efecto invernadero. 

Los gases de efecto invernadero provienen de una variedad de actividades humanas que incluyen la quema de combustibles fósiles para la calefacción y la energía, la tala de los bosques, la fertilización de los cultivos, el almacenamiento de desechos en vertederos, la ganadería, y la elaboración de algunos tipos de productos industriales. Las actividades como la agricultura o la construcción de carreteras, las emisiones al aire de pequeñas partículas conocidas como los aerosoles, también pueden conducir a la reflexión o absorción de la energía del sol. 

El clima continuará cambiando, pero el alcance dependerá de la manera en que se reduzcan estas emisiones, y por ende los impactos en la salud del ser humano, el medio ambiente y la economía. En este sentido, las organizaciones ambientales tienen como finalidad proteger el medio ambiente de la acción humana a través de la implementación de proyectos económicos sustentables. 

En Venezuela se encuentra creado a través del Decreto Nº 1.701 de fecha 07 de abril de 2016, el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y Aguas con el fin principal de introducir la conciencia ambiental en el modelo alternativo de desarrollo. Uno de los órganos adscritos a este Ministerio es la Fundación de Educación Ambiental cuya misión es construir una cultura de respeto, valoración y defensa de nuestro Patrimonio Natural Común, y la visión de fomentar la acción y el pensamiento ecosocialista, mediante tres estrategias: (1) la formación mediante cursos, talleres y herramientas educativas innovadoras; (2) la edición y publicación de libros y documentos impresos, y (3) la creación de espacios para la praxis del ecosocialismo y el ejercicio de la corresponsabilidad ambiental”.

Además de las organizaciones gubernamentales, existen en Venezuela una cantidad importante de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) ambientales en áreas temáticas tan diversas como gestión de residuos sólidos, biodiversidad, áreas protegidas, agua, agroecología, educación ambiental, organización y participación comunitaria, desarrollo sustentable, activismo, ecoeficiencia, y salud. 

Algunas de ellas forman parte de la Red de Organizaciones Ambientales No Gubernamentales de Venezuela (Red ARA), una asociación creada en 1991, y cuya reactivación empezó en 2009 luego de 7 años de poca actividad. La Misión de la Red ARA, según su página WEB, es Integrar y fortalecer las organizaciones ambientales para el logro de un ambiente sano, seguro y ecológicamente equilibrado, la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano a través del trabajo en equipo, la comunicación, la creación de capacidades y fomentar la generación de conocimientos 

En Venezuela para el desarrollo sustentable se encuentran vigentes las siguientes leyes: (1) Ley Orgánica del Ambiente que tiene por objeto establecer las disposiciones y desarrollar los principios rectores para la gestión del ambiente en el marco del desarrollo sustentable como derecho y deber fundamental del Estado y de la sociedad, y (2) Ley Penal del Ambiente que tiene por objeto tipificar como delitos los hechos atentatorios contra los recursos naturales y el ambiente e imponer las sanciones penales. 

A nivel internacional se debe destacar el sistema de normas ISO 14000, normas referentes a la gestión ambiental de las organizaciones con el objetivo básico de promover la estandarización de formas de producir y prestar servicios que protejan al medio ambiente, minimizando los efectos dañinos que pueden causar las actividades organizacionales. 

Por otra parte la ISO 26000 ofrece una guía en Responsabilidad Social, diseñada para ser utilizada por organizaciones de todo tipo, tanto en los sectores público como privado, en los países desarrollados y en desarrollo, así como en las economías en transición. Para las organizaciones la sostenibilidad de los negocios significa no sólo el suministro de productos y servicios que satisfagan al cliente, haciéndolo sin poner en peligro el medio ambiente, sino también operar de una manera socialmente responsable. La presión para hacerlo proviene de los clientes, consumidores, gobiernos, asociaciones y el público en general. 

Al mismo tiempo, las organizaciones con visión de futuro reconocen que el éxito duradero debe basarse en prácticas de negocio creíbles y en la prevención de actividades, tales como la contabilidad fraudulenta y la explotación laboral. En esencia, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), más que un nuevo estilo de gestión empresarial, es una nueva concepción de empresa y una nueva forma de entender y conducir el proceso de producir. Hablar de responsabilidad social empresarial sin hablar de desarrollo sustentable no tiene ningún sentido. 

El concepto de sustentabilidad combina la preocupación principal por el cuidado del medio ambiente, en cuanto a las condiciones de producción, con un manejo efectivo de la empresa en relación al logro de sus objetivos económicos. La sustentabilidad como una de las características deseables y relevantes del desarrollo, que se propuso y ganó aceptación fundamentalmente en la segunda mitad de los años 80 y principios de los años 90 del siglo XX, introdujo varios elementos cualitativos importantes en la teoría y la política económicas. Los dos más importantes probablemente sean el reconocimiento de que los sistemas económicos tienen que mantener en el tiempo la capacidad de satisfacer las necesidades humanas y que los objetivos económicos no pueden alcanzarse desvinculados de los sociales y los ambientales. .

Referencias Bibliográficas

Fundación Tierra Viva (2010). Directorio de Organizaciones No Gubernamentales Ambientales de Venezuela.
Gobierno de Chile. (2015) Responsabilidad social empresarial alcances y potencialidades en materia laboral. Disponible:  http://www.dt.gob.cl/1601/articles-88984_recurso_1.pdf
Planigestión (2016). Listado de Legislación ambiental venezolana


BASES FILOSÓFICAS, TECNOLÓGICAS Y PRAXIS DEL DESARROLLO SUSTENTABLE

No es posible encasillar un tema tan importante como la preocupación por el deterioro del medio ambiente y el cambio climático, y sus consecuencias presentes y futuras, en fundamentos teóricos, científicos o prácticos. Tal imposibilidad abarca también el tratar de delimitar dicho deterioro a las fronteras de cada país o sus consecuencias al grado de desarrollo que estos tengan o a las cifras de su Producto Interno Bruto. 

Sin embargo, se insiste en esta falacia cuando la Organización de las Naciones Unidas en su Agenda 2015 para el Desarrollo Sostenible reconoce que cada país es el responsable de su propio desarrollo económico y social haciendo evidente el predominio de los intereses nacionales sobre los globales y la resistencia de los países industrializados a plantearse un cambio en los estilos de vida de sus sociedades. 

Remontando esta historia inconclusa, el medio ambiente se convirtió en una cuestión de importancia internacional en 1972, cuando se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. Posteriormente, en la Cumbre de la Tierra del año 1992, en Río de Janeiro, se aprobaron tres grandes acuerdos en este tema: el Programa 21, un plan de acción mundial para promover el desarrollo sostenible; la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de principios en los que se definían los derechos civiles y obligaciones de los Estados; y una Declaración de principios relativos a los bosques. 

El Programa 21 incluía propuestas en cuestiones sociales y económicas, como la lucha contra la pobreza, la evolución de las modalidades de producción y de consumo, la dinámica demográfica, la conservación y ordenación de los recursos naturales, la protección de la atmósfera, los océanos y la diversidad biológica, la prevención de la deforestación y el fomento de la agricultura sostenible. 

El seguimiento a este Programa se realizó en 2002 en la Cumbre de Johannesburgo, con la adopción de compromisos concretos con relación al Programa 21 y el logro del desarrollo sostenible o sustentable. Para alcanzar semejante alianza global, los países industrializados y los países en desarrollo debían adquirir un conjunto de compromisos diferenciados y complementarios: el Norte, al reconocer que sus modelos de desarrollo y sus estilos de vida son los mayores causantes de los problemas ambientales más graves del planeta y que tendrían que traducirse en una transferencia de recursos nuevos y adicionales hacia los países en desarrollo, así como en una transferencia de tecnologías, en forma concesional o preferencial. 

El Sur, por su parte debía comprometerse a llevar a cabo los programas prioritarios acordados en Río para colocar estas sociedades en la senda del desarrollo sostenible y adoptar medidas adicionales de ser el caso para asimilar dichas transferencias. Las dificultades de conciliar los intereses internacionales y los intereses nacionales, conclusión a la que se llega al evaluar las causas de los objetivos no alcanzados por el Programa 21, derrotaron la consigna que para resolver los problemas críticos del medio ambiente y el desarrollo, se necesita una solidaridad global. 

A esta conclusión se llega en la Agenda 2015 de la ONU y que lleva la evaluación de sus objetivos hasta el año 2030, junto con la erradicación de la pobreza, estado sin el cual no se podría lograr el desarrollo sustentable. A nivel académico, el Desarrollo Sustentable ha sido definido como la capacidad de obtener niveles de crecimiento económico y progresos sociales con equidad, sin comprometer la base natural que sustenta la actual población y que permita satisfacer las necesidades de las futuras generaciones. 

A partir de esta definición se desprenden tres nociones de sustentabilidad: (1) sustentabilidad económica: comprende el uso del sistema de recursos naturales de tal forma que se genere rentabilidad razonable y estable a través del tiempo; (2) sustentabilidad social: se manifiesta en la compatibilidad de los objetivos de la organización con los valores culturales, éticos y religiosos; y (3) sustentabilidad ambiental o ecológica: mantenimiento, en forma indefinida, de las características principales del ecosistema en uso. (Bustillo, 2008). 

La incorporación de la noción de sustentabilidad, como una de las características deseables y relevantes del desarrollo, que se propuso y ganó aceptación fundamentalmente en la segunda mitad de los años 80 y principios de los años 90 del siglo XX. A partir de entonces se incorporan dos elementos en las modernas Teorías del Desarrollo: el reconocimiento de que los sistemas económicos tienen que mantener en el tiempo la capacidad de satisfacer las necesidades humanas y que los objetivos económicos no pueden alcanzarse desvinculados de los sociales y los ambientales. 

En el ámbito social, el tema tiene una connotación de supervivencia cuando para alcanzar determinados estándares de progreso se sacrifica la conservación del medio ambiente. A pesar de la importancia del tema, de las múltiples visiones que hacen uso del mismo para alcanzar cualquier tipo de objetivo que se proponga, en realidad los esfuerzos en su promoción no han alcanzado los resultados esperados. 

La causa principal de este retraso se encuentra en la separación, casi irreconciliable, entre los ámbitos científico, político y económico, que conforman los pilares en los que se fundamenta el desarrollo sustentable. Si el estudio del desarrollo sustentable se aborda desde la perspectiva economicista, en la cual la naturaleza es vista como un instrumento en beneficio del hombre para ser explotada y mejorar la calidad de vida, la degradación de la naturaleza es vista como un proceso externo al mercado y las condiciones perfectas de este garantizarían la conservación de los recursos naturales. 

Esta conclusión se obtiene luego de determinar que cuando el precio se eleva, el productor asumiría técnicas de conservación y se asegurarían la sustentabilidad de los recursos. Bajo esta visión, y a través de los mecanismos de globalización, los países industrializados mantienen los niveles de consumo mediante la explotación de recursos en países con menor nivel tecnológico mayor pobreza y dependencia tecnológica y cultural. En el ámbito privado la noción de sustentabilidad se encuentra enmarcado en el concepto de Responsabilidad Social Empresaria (RSE), definido como el proceso por el cual las empresas negocian su rol en la sociedad, lo que implica que es la sociedad en su conjunto es quien determina si una organización es o no socialmente responsable. 

Las bases fundamentales se asocian con: los diseños de productos amigables con el medio ambiente y la responsabilidad por el ciclo de vida completo haciendo especial hincapié en la recuperación, reciclaje, reutilización y disposición final de los productos o sus partes componentes. Si re revisa el desarrollo sustentable bajo una perspectiva ecológica, se trata de un atributo del sistema socio-ecológico que defiende las condiciones originales del ecosistema, debido a que en la interacción sociedad- naturaleza, los seres humanos como colonizadores de los sistemas naturales alteran parámetros importantes de estos últimos. 

La discusión sobre la visión que se escoja es fundamental, ya que dependiendo del enfoque que prevalezca se diseñan y operativizan los instrumentos en política económica ambiental. La definición operativa sobre lo que implica mantener la sustentabilidad del entorno natural no está exenta de críticas, pero supone asumir modalidades de producción y de consumo compatibles con los recursos naturales disponibles, que sean compatibles con las capacidades de asimilación de residuos y emisiones por parte del medio ambiente, y que permitan conservar las funciones de soporte de la vida, es decir, el equilibrio de los ecosistemas y los servicios que ellos prestan. 

La reorientación que esto implica supone modificaciones en la dinámica propia de los mercados, pero requerirá ser complementada con la intervención del Estado, a través del estímulo o la restricción en la producción de determinados bienes. Es importante destacar que América Latina es considerada la zona más desigual del planeta. Muestra de tal situación son las estadísticas de distribución del ingreso y pobreza: el decil más acomodado de la población latinoamericana absorbe 40% del ingreso de la región, mientras que los tres deciles más pobres apenas alcanzan al 7,5%. 

La educación, en especial, aparece como nudo del problema, por los bajos niveles de preparación de la población y la mala distribución de los años de escolaridad de la fuerza laboral. El desarrollo tecnológico en este mundo globalizado es tan veloz, que las generaciones tecnológicas se acortan, presionando por nuevas estrategias y soluciones productivas que, a su vez, demandan nuevas capacidades en los trabajadores y reformas en los sistemas educativos y de formación laboral. Para sobrevivir se requiere el manejo de los procesos de cambio tecnológico para responder a la aparición de nuevas profesiones y ocupaciones junto a la desaparición o transformación de otras, al creciente grado de automatización de los procesos productivos, a la informatización de los servicios y al avance producido en las comunicaciones. (Fe y Alegría, 1999).

La ciencia y la tecnología han sido fuerzas importantes detrás de las tendencias positivas y negativas de desarrollo. Aunque por sí misma la Ciencia y la Tecnología no puede lograr el objetivo de una mayor sustentabilidad, ya que los individuos y las instituciones deben elegir si y cómo usar la información y el conocimiento producidos por ella, es esencial para proporcionar opciones e informar las decisiones que permitan a la sociedad moverse hacia sendas más sostenibles. 

Al hacerlo, sin embargo, es importante examinar estrechamente las maneras como las instituciones sociales, los procesos y valores dan forma a las prioridades de investigación y desarrollo, y las condiciones bajo las cuales sus beneficios potenciales pueden cosecharse. En este sentido, y sobre la base de “regreso a lo local” que asegura la ONU para el 2030, la sustentabilidad no se puede interpretar como simplemente referida al manejo racional del medio ambiente, sino que debe aludir a un proceso de desenvolvimiento social basado en la interacción constructiva y sinérgica de las dimensiones ambiental, económica, productiva, sociocultural y política, sobre la base tecnológica e institucional de la sociedad, respetando y motivando las diferencias culturales, enriquecidas a través de la comunicación y el sentido de tolerancia. 

Sustentabilidad implica un crecimiento económico con equidad social; la plena participación ciudadana en convivencia pacífica en la diversidad cultural y en armonía con la naturaleza; y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo respetando el equilibrio y mejorando la base ecológica que se recibe. En este sentido la Organización de las Naciones Unidas insiste en que la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. 

Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, la discriminación y la exclusión sociales y la falta de participación en la adopción de decisiones. Coincidimos en que este es el objetivo, lo que seguirá siendo tema de debate es cómo lograrlo; sin embargo, resulta preocupante que una de las causas que da la Organización de las Naciones Unidas sobre el escaso éxito que han tenido las políticas públicas para erradicar la pobreza, sea la falta de transparencia de las instituciones públicas (ONU, 2015). Esperaremos las conclusiones del 2030.

Referencias Bibliográficas

Amato, C. (2015). Relación entre Sustentabilidad, Responsabilidad Social y Responsabilidad Extendida al Productor, Disponible: https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/
Bustillo, L., Martínez, J. (2008) Los enfoques del desarrollo sustentable. Disponible http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-18442008000500014
Federación Internacional de Fe y Alegría (1999). Educación y tecnología para un desarrollo sustentable y demandas del mundo del trabajo XXX Congreso Internacional de Fe y Alegría Disponible: http://www.feyalegria.org/images/acrobat/
Organización de la Naciones Unidas (2015). Objetivos del Desarrollo Sostenible: Disponible: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/