jueves, 24 de noviembre de 2016

EL RETO DEL DESARROLLO SUSTENTABLE EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN

Resumen

La globalización de los mercados, un proceso que acentúa vínculos e interdependencias, ha traído consigo un riesgo potencial para el medio ambiente, y por consiguiente para el ser humano y su supervivencia. En este sentido, la propuesta del Desarrollo Sustentable no busca mejorar la rentabilidad aumentando la producción, sino hacerla sostenible por más tiempo, garantizando la cobertura de las necesidades de generaciones futuras. A pesar de los esfuerzos, los escasos logros alcanzados para que se adopte, de manera conjunta, el funcionamiento de este sistema ideal hace pensar que se requiere incorporar al modelo de Desarrollo Sustentable una variable adicional: la voluntad política. 

Palabras claves: globalización, desarrollo sustentable, voluntad política, medioambiente. 

Introducción

El desarrollo sustentable combina tres criterios: el económico, el social y el ambiental. El ambiental es considerado como el más importante, incorporando la noción de equidad intergeneracional en el consumo de recursos naturales. El criterio social supone la consideración de la equidad intra-generacional asegurando las mismas oportunidades de acceso a elecciones económicas. El criterio económico combina el crecimiento económico con el mejoramiento continuo de la calidad de vida. 

Visto de esta manera el Desarrollo Sustentable tiene que ver con desarrollo integral del ser humano y rompe con la antigua controversia entre crecimiento y desarrollo. A pesar de múltiples esfuerzos por hacer notar los beneficios de la sustentabilidad, no se ha logrado frenar el impacto negativo de la globalización. El nivel de conciencia sobre la importancia de un medio ambiente sano, no ha permeado a muchas empresas y países como Estados Unidos y China, considerados responsables del 50% de la contaminación mundial. 

Por el contrario, muchos países se han unido a esta competencia por tratar de insertarse en los mercados internacionales para lo cual los costos ambientales no se incluyen en sus estructuras de costos y los planteamientos de producción verde implicarían cambios que no pueden ser asumidos en el corto plazo. Este artículo es producto de una investigación teórica y documental que partió de la construcción conceptual del Desarrollo Sustentable y su caracterización, e incluyó la revisión y análisis de los efectos que sobre el medioambiente ha tenido el fenómeno de la globalización a nivel mundial y en particular sobre América Latina. 

Desarrollo Sustentable y Globalización 

La globalización funciona según las reglas de mercado; sin embargo, el funcionamiento del mercado no es el de competencia perfecta y los agentes económicos que en intervienen no poseen información completa, por lo cual oferentes y demandantes no “pactan” un precio que refleje el valor del bien transado. En tal caso, para participar y mantener un posicionamiento a nivel mundial, se requiere ser competitivo, lo cual significa modificar la estructura de costos o incorporar nuevas tecnologías en el proceso productivo. 

Una de las características de la globalización es la práctica que varias empresas han optado por migrar a países donde los salarios son más bajos y la legislación más débil. (Leff, 2010). Entonces, Desarrollo Sustentable y Globalización siguen siendo dos conceptos que no encuentran puntos de intersección en tiempo y espacio. Mientras que el primero se fundamenta en la explotación desmesurada de recursos para satisfacer las necesidades actuales del mercado y obtener el mayor beneficio posible; el segundo implica una explotación racional y sostenible de recursos a lo largo del tiempo para garantizar la calidad de vida de las generaciones futuro. 

Para enfrentar estos efectos negativos y favorecer el desarrollo sustentable, se han implementado un conjunto de leyes y normas cuyo éxito depende de la importancia que le otorguen los países donde se apliquen. Las formas de regulación del medio ambiente que han prosperado desde la Cumbre de Rio de 1992, y los avances reales en la creación de áreas protegidas, resultan insuficientes para limitar los impactos ambientales de las actividades humanas. 

De esta manera la legislación sobre el medio ambiente, recomendada por las instituciones internacionales y que por lo general se ha implementado, no ha permitido una protección eficaz del medio ambiente y de las poblaciones, sobre todo de aquellas que ya son socialmente vulnerables, todo ello a pesar de las protestas de la sociedad civil organizada. En la práctica, los grandes proyectos de explotación siempre terminan por imponerse, sobre todo cuando en circunstancias como las actuales, la desaceleración del crecimiento económico coloca la preocupación por el medio ambiente en un segundo plano. 

América Latina y su avance en el Desarrollo Sustentable 

De acuerdo a Quenan (2014) en América Latina, la perspectiva de un crecimiento económico sostenible y equitativo se aborda desde dos ángulos complementarios. El primero, es el del uso de los recursos naturales para alimentar el crecimiento económico; En segundo lugar, se plantean los conflictos para acceder a los recursos naturales hasta las consecuencias que tienen las transformaciones ambientales sobre las poblaciones, en términos de salud, de riesgos, y hasta de justicia ambiental. Estas dos vías si conducen a un lugar común: el problema de implementación de políticas ambientales. 

El modelo de desarrollo económico latinoamericano se ha basado principalmente en la transformación de los recursos naturales, sean estos renovables o no, lo que ha llevado al uso de nuevos espacios. Se trata de la principal fuente de financiamiento de estos países, lo cual genera un mayor consumo de bienes materiales, una transformación en el uso del suelo, y un mayor consumo de energía. Entre los primeros motores del deterioro ambiental en América Latina se encuentra la urbanización producto del crecimiento poblacional. 

En el periodo 1970-2015 la tasa de urbanización pasó de 60 a 80%. A pesar de que en los últimos años se ha evidenciado una desaceleración de este crecimiento, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para el año 2030 un 9% de la población vivirá en mega ciudades. (Figura 1). Particularmente, Venezuela entra en la categoría de países con una transición urbana avanzada y en este mismo periodo la población urbana creció en más del 25%. 
Este crecimiento conlleva automáticamente a la necesidad de incrementar la producción para alimentar a la población, y por lo tanto también genera una mayor presión sobre la tierra, así como supone la expansión de las ciudades y el aumento en el consumo de bienes materiales. Adicionalmente se han generado fenómenos nuevos como la denominada “pobreza urbana”. En América Latina, Venezuela no es la excepción, los sistemas energéticos constituyen uno de los factores importantes de las transformaciones ambientales, no sólo por los efectos de los combustibles fósiles en el clima, sino también por los impactos directos de la explotación de la energía en las regiones de producción. 

El petróleo y el gas son las principales fuentes de energía y pueden representar hasta dos tercios de la energía primaria, lo que repercute en las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2). De igual manera, durante las dos décadas de 1990 y 2000, la explotación minera registró un avance sin precedente en las economías de América Latina. Este movimiento está relacionado con la tendencia mundial de incremento en la demanda de este sector, justificada principalmente por el crecimiento económico de China y por el de las industrias eléctricas y electrónicas, consumidoras de ciertos metales como el cobre o el litio, de los que América Latina es gran productora. 

Los seres humanos siguen siendo una parte integral, en este momento disruptivo, de la naturaleza. El grado de disrupción generada se refleja en recientes estudios sobre la “huella ecológica”. El análisis de huellas ecológicas mide la “carga” humana sobre el planeta en términos del área de ecosistemas productivos necesarios para sustentar las exigencias de consumo de cualquier población humana definida, sea cual sea el estándar material que disfruta en el momento del análisis. Este análisis revela el papel oculto del comercio global. 

El enorme poder adquisitivo de las naciones más ricas del mundo les permite financiar sus déficits ecológicos, extendiendo sus huellas ecológicas sobre las naciones exportadoras y a lo largo de la ecosfera sin fronteras. Las huellas ecológicas per cápita están positivamente correlacionadas con la renta. Siendo esto así, no sorprende que Estados Unidos, Canadá, muchos países de Europa occidental, y otras naciones de rentas elevadas, necesiten entre cinco y diez hectáreas de tierras/aguas productivas, cada uno, para sostener sus estilos de vida. (Rees, 2007) (Figura 2). 



El Desarrollo Sustentable en prospectiva

Las últimas discusiones, a nivel internacional, en la materia nos lleva al origen: la erradicación de la pobreza. “Velar por que todos los seres humanos puedan disfrutar de una vida próspera y plena, y por qué el progreso económico, social y tecnológico se produzca en armonía con la naturaleza”, fue de los objetivos de la Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del año 2015. Pero es que este objetivo nunca estuvo en discusión, el debate era sobre la mejor forma de alcanzarlo. El modelo económico-social imperante falló. 

La prueba de ello viene de la Organización de las Naciones Unidas (2015) cuando establece que…”millones de nuestros ciudadanos siguen viviendo en la pobreza y privados de una vida digna. Van en aumento las desigualdades, tanto dentro de los países como entre ellos. Existen enormes disparidades en cuanto a las oportunidades, la riqueza y el poder”. Cualquier camino será infructuoso sin voluntad política como primera fase del ciclo político. 

La voluntad política se tiene que ver acompañada por la humildad de reconocer el papel de la comunidad científica y de los profesionales para hacer frente a los grandes retos de la sostenibilidad. De igual forma, la política ambiental debe haberse formulado, ejecutado y evaluado de forma correcta para lo cual resulta imprescindible que estas hayan sido elaboradas contextualmente, es decir a la medida de cada localidad. 

Para algunos autores, no resulta inverosímil pensar que la globalización puede actuar en favor del desarrollo sustentable, no existiendo conflicto entre el crecimiento económico y la degradación ecológica: por el contrario, la causa de esta última se encuentra en la pobreza crónica para cuya superación, de paso saneando el medioambiente, se debe recurrir al crecimiento. “Cuando la marea sube, todos los barcos se elevan”, suele ser su lema. 

Sin embargo, como lo expresa Rees (2007), “la verdadera tragedia radica en que el camino elegido para lograr el desarrollo internacional podría estar destruyendo más valor económico, la mayor parte proveniente del patrimonio común, de lo que está siendo acumulado por intereses privados”. Es decir, cuando se suma, el total solo lo perciben unos pocos; pero cuando se resta, la diferencia la percibimos todos. 

A pesar de la radicalidad de estos mismos autores al propugnar que la culpa no es del modelo y su implementación errónea, sino de la Economía como ciencia en su conjunto, vale la pena señalar que los modelos son simples abstracciones, representaciones de una realidad más compleja y que siempre son perfectibles. Esta perfectibilidad se pone de manifiesto cuando se habla de Economía ecológica, reconociendo a la Economía y a la Ecología como dos sistemas complejos, dinámicos y autosuficientes, pero que no se encuentran formando parte de una relación jerárquica, sino que cada uno de ellos forman parte de un sistema mayor: la ecosfera. 

Conclusiones 

De lo expresado se concluye que el deterioro del medio ambiente se puede atribuir a la persistente escasez de controles y de regulaciones hacia los proyectos productivos, al crecimiento urbano y al progreso del consumo. El problema no es solo medioambiental, ni económico, ni social. Se trata de una ecuación que involucra a los tres factores mencionados, pero cuya solución necesariamente requiere de un cuarto aspecto que mediatiza y hace posible el funcionamiento armónico del resto de las variables mencionadas: el problema político-institucional. 

Según la ONU (2015) “El desarrollo sostenible no puede hacerse realidad sin que haya paz y seguridad, y la paz y la seguridad corren peligro sin el desarrollo sostenible”. Es esa pulcritud y voluntad en la implementación de las políticas, que escucha el llamado de la población y que permite velar por sus intereses. Es ese cambio ético del ser humano, sin el cual la naturaleza impondrá su voluntad. 

Referencias Bibliográficas

Leff, E. (2010). Globalización, ambiente y sustentabilidad. Disponible: http://www.otrodesarrollo.com/desarrollosostenible/LeffAmbienteGlobalizacion.pdf 

Organización de las Naciones Unidas: Proyecto de documento final de la cumbre de las Naciones Unidas para la aprobación de la agenda para el desarrollo después de 2015. Disponible: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/69/L.85 

Quenan, C. (2014). Los desafíos del desarrollo en América Latina. Disponible: http://www.afd.fr/jahia/webdav/site/afd/shared/PUBLICATIONS/RECHERCHE/Scientifiques/A-savoir/24-VE-A-Savoir.pdf 

Rees, W. (2007). Globalización y Sostenibilidad: ¿Conflicto o Convergencia? Disponible: http://www.fuhem.es/media/ecosocial/file/Sostenibilidad/


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